LA ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DEL CASTILLO: BALCÓN DE LAS ARRIBES

LA ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DEL CASTILLO

Es aquí, en las cercanías de la ermita, donde podemos asomarnos al Balcón de Las Arribes. Su situación no tiene pérdida ya que dicho punto está georreferenciado mediante un vértice geodésico (para no iniciados indicar que un vértice geodésico es un punto, señalado en el terreno por un cilindro de cemento, utilizado tanto por el Instituto Geográfico Nacional como por el ejercito, cuya altitud, y localización, ha sido establecida con la máxima precisión, y cuya función es la de servir de puntos de referencia a la hora de realizar los mapas). Para llegar hasta él habremos de tomar el camino que sale detrás de la casa del ermitaño, pero no adelantemos acontecimientos y empecemos desde el principio, desde el propio pueblo.

Para llegar al camino que va a la ermita, deberemos dirigirnos hacia el camping y, justo antes de llegar a él, en el «caño» (fuente de agua), tomaremos el camino de la derecha. Si de algo vale la opinión de este servidor, recomiendo una serie de alternativas:
1.- Si únicamente nos vamos a acercar hasta la ermita, dejando la bajada a las arribes para otro día, y no tenemos mucha prisa, podemos dejar el coche en el propio camping. El recorrido total es de aproximadamente unas dos horas.
2.- La segunda de las posibilidades, en un acercamiento directo, es la del automóvil, si bien nos perderemos cantidad de detalles, paisajes y vistas (sobre todo el conductor) que realmente merecen la pena. La ventaja que puede presentar el coche es que llegamos descansados para bajar hasta las arribes.

 Vayamos como vayamos, habremos de empezar subiendo hasta alcanzar un cambio de pendiente (pasamos de subir a bajar), entre los parajes conocidos como «los Fenales«, a la derecha, y Villar de Arriba y el Teso, a nuestra izquierda. Desde este punto, y mirando de frente, nos aparece el teso de la ermita. Es uno de los relieves residuales más claros que podemos encontrar en Pereña, junto al ya mencionado del Cueto. Estamos ante uno de los puntos más claros de ruptura de la penillanura por parte del río Duero. Echándole imaginación al asunto, hemos de pensar que el río, en un tiempo geológico no muy lejano (unas decenas de millones de años nada más), circulaba por las partes superiores de estos paisajes y, con el transcurrir del tiempo, fue erosionando este territorio, encajándose al aprovechar las líneas de debilidad geológicas. ¿Como líneas de debilidad en el granito, una de las rocas más duras que existen? La explicación no es nada complicada: si cogemos un mapa geológico de la península, podemos observar como el Duero se encaja en Las Arribes para seguir una de las grandes fallas peninsulares, con dirección NO-SE. Estas zonas de falla suelen ofrecer una menor resistencia al desgaste erosivo, cosa que aprovecha el río para buscar su camino al mar. Los relieves residuales nos hablan de enclaves más resistentes a la erosión debido, principalmente, a su constitución litológica. Si miramos un mapa de la zona de la ermita, aconsejo un 1:25.000 de escala (que podemos mirar en todos los bares de Pereña), se aprecia estupendamente como el Duero forma un meandro para salvar el escollo geológico que representa el teso de la ermita. Le fue más fácil, en su momento, bordear este relieve que erosionarlo.

La vista que se nos presenta es la de la primera fotografía, donde podemos ver el berrocal, a la derecha, mientras que a la izquierda nos aparece el Teso de la Ermita de Nuestra Señora del Castillo. En una primera aproximación, se observa una clara diferencia, en cuanto a la vegetación se refiere. En el berrocal la vegetación es escasa, motivado por la propia configuración del relieve, pues al ser una zona donde predominan los bolos graníticos, la escasa retención de agua del terreno, a lo que hay que sumar la elevada pendiente, no favorecen la colonización vegetal. Los pies arbóreos presentes se asientan, si nos acercamos lo suficiente, en zonas donde se ha podido establecer un ligero suelo, bien sea por un mayor aplanamiento del terreno, bien por encontrarse alguna pequeña surgencia hídrica.

Mientras, la zona del teso nos muestra una mayor recubrimiento vegetal, motivado por una planitud más acentuada. Es aquí, en el teso, donde se instaló, en épocas remotas, un castro celta, ocupado posteriormente por los romanos, por lo que está zona está considerada como de alta protección arqueológica, estando a la espera de llevarse a cabo los correspondientes trabajos de desenterramiento por parte de las administraciones correspondientes. El vestigio más claro de la ocupación romana la encontramos en la lápida funeraria que se haya en la pared de la casa del ermitaño. Ésta nos habla de dos hermanas, Placidina y Fausta, que murieron a los 60 años. En fin, la historia no es lo mío, pero intentaré retomar el tema una vez que lleguemos arriba.
   

Pero volvamos a nuestro camino. Una vez que iniciamos el descenso por la carretera, y a escasos metros de la cima, según tomamos la segunda curva, se nos presenta ante los ojos el paraje conocido como de La Patada. Dice la tradición oral que la virgen, viéndose acosada por el demonio, salto desde este lugar hasta el teso. Como constancia del suceso quedó impresa en la roca la huella del virginal pie, junto a otra huella del pie del ángel caído. La historia permanece en la tradición oral pereñusgana. No es cuestión de juzgar dicha leyenda pero, desde un punto de vista técnico, dicho paraje es otro ejemplo de erosión diferencial, pues este enclave es una zona rica en intrusiones de diques cuarcíticos, que resisten más la erosión, mientras que los materiales aledaños son vaciados, dando lugar a todo tipo de formas, principalmente en forma de cuencos, que darán lugar a futuros pilancones y marmitas de gigantes.

Según dejamos atrás La Patada, nos sale a la derecha un camino, llamado de Las Aceñas, donde podemos detenernos a ver uno de los antiguos molinos de aceite usados por los celtas. De él no poseo ningún tipo de foto, de momento, y es un enclave difícil de localizar, por lo que recomiendo que se pregunte a la gente para poder acceder hasta él. En cuanto realice una foto del molino, intentaré hacer un retoque en la foto para explicar su funcionamiento.   

Si avanzamos un poco más llegamos a Los Pilos, una pequeña llanura y desde la cual podemos ver, mirando a la derecha, la presa de Bemposta, paso fronterizo con nuestro vecino país y un sitio donde se nos muestran algunas de las características hasta ahora descritas: la penillanura superior, rota por el cañon fluvial dando como resultado unos impresionantes cantiles, que constituyen Las Arribes. En la parte derecha se localiza Villarino de los Aires, nuestro pueblo vecino, y entrada a nuestra comarca; al fondo, cercano a la presa, Fermoselle; y a la izquierda la orilla portuguesa.   

Estos son sólo, y deprisa y corriendo, alguno de los paisajes que podemos contemplar en nuestro camino hacia la ermita. Como ya he mencionado en otros apartados, los paisajes son innumerables, y a cada cual más espectacular, por lo que vamos a saltar directamente hasta el teso, dejando para nuestros visitantes la localización de estos parajes.